Orfanato de Mineros Asturianos, Oviedo, 1931:

un proyecto educativo y arquitectónico de vanguardia.

 

María Fernanda Fernández Gutiérrez

 

Departamento de Historia del Arte y Musicología de la Universidad de Oviedo

 

Publicado en: Boletín de Letras del Real Instituto de Estudios Asturianos

(BIDEA), Oviedo, nº 157, Enero – Junio 2001, pp. 177 – 245, incluidas 17

páginas de ilustraciones

ISSN: 0020 – 384 X

 

A mi tío, Emilio García Gutiérrez, un buen hombre y un buen maestro, como demostró en sus años de trabajo en el Orfanato.

 

 

A. Qué ha sido y qué es el Orfanato de Mineros Asturianos.

 

El Orfanato de Mineros Asturianos(1) ha sido y es hoy una institución pedagógica y social, que surge en el segundo cuarto del siglo XX en nuestra región y se radica en Oviedo. Su creación como fundación benéfica y docente tiene lugar en el año 1929, fruto de varios años de acción sindical y política ejercida por el Sindicato de Obreros Mineros Asturianos y de una coyuntura de diálogo con el régimen de Primo de Rivera. Pero su ideario, sus principios rectores y su organización entroncan con el clima de desarrollo educativo, sanitario y cultural experimentado desde fines del XIX en varios países europeos, en diferentes instituciones y con variados protagonistas.

 

Su objetivo era recoger y educar a los hijos de los mineros del carbón muertos o incapacitados por accidente de trabajo o enfermedad profesional, un grupo numeroso y desasistido que innegablemente precisaba del respaldo de un  organismo oficial que superase medidas aisladas de caridad o ayuda (las únicas que hasta entonces subsanaban sus abultadas carencias).

La idea era sencilla y justa: se trataba de hacer revertir sobre la masa de productores parte de los beneficios obtenidos con su trabajo. Por eso se decide entonces que el Orfanato sea sostenido con la aportación patronal de una cantidad fija por tonelada de hulla producida, el comúnmente llamado “canon del carbón”. Se organiza mediante un régimen de patronato (lo habitual en fundaciones benéfico – docentes) y estaba regido por una Junta en la que quedaban representados cargos públicos, patronos, sindicalistas y obreros.

Todos ellos reunidos para colaborar en el bienestar del frágil y crecido colectivo de huérfanos de la minería.

En ese sentido, la composición del Patronato que regía su destino y la redacción de los Estatutos que pautaban su funcionamiento son reflejo del auge de la izquierda política y sindical de España y de Asturias, en vísperas del estallido de la Guerra Civil.

 

 

Sus fundadores fueron personalidades destacadas de la vida cultural y política en la España de su tiempo. Nombres como Winter y Llaneza están en el origen del proyecto, y ellos propusieron como principio básico rector de la institución, el siguiente lema: “educar en la tolerancia y la perfección, con una refinada educación integral y moderna, de acuerdo con la más selecta pedagogía, imprimiendo los más sensibles matices de un refinado ambiente familiar”. Este sigue siendo hoy su objetivo primordial.

 

El sentido de estas líneas que siguen es recordar los aspectos esenciales de esta institución, desde un punto de vista histórico y pedagógico, y detenerse en su expresión arquitectónica que lo convierten en un conjunto urbanístico y constructivo de gran valía.

Pretendemos centrarnos en su etapa más interesante, la de constitución y funcionamiento previos a 1936, por ser también la que se corresponde con la redacción de la memoria, confección de planos y ejecución de la mayor parte de sus piezas.

En una Asturias dinámica, progresiva, en que fuerzas diversas se oponían aún en el marco pacífico de la democracia de la II República, se materializa esta fundación que nos atrae por esas facetas mencionadas pero también por su continuidad, porque aún hoy la región conserva el Orfanato como parte integrante de su patrimonio más reciente. En último término, aspiramos a contribuir a la difusión y al reconocimiento de una pieza singular de nuestra arquitectura, pedagogía e historia contemporáneas que aún es desconocida para muchos.

 

 

A.1. La gestación y la creación del Orfanato Minero (1915 – 1931).

 

La idea original de creación de un centro de asilo y educación para niños huérfanos se debía a José de la Fuente, uno de los primeros y más activos miembros del SOMA, tempranamente fallecido. Es anterior en unos años a su fundación: Manuel Llaneza reconocía como suya la idea y el primer impulso, en un texto del año 1917(2). No obstante no pudo materializarse en aquel primer momento por diferentes circunstancias de tipo social y político. Pero el germen ya existía, habiendo sido bien acogido en el medio sindical: sólo cabía esperar el momento propicio para llevar el proyecto a cabo.

En Abril de 1929 el Congreso del SOMA se reúne y acuerda dirigirse al gobierno solicitando una serie de reivindicaciones entre las que figura la creación de un orfanato sostenido mediante la aportación de cuotas empresariales. Fruto de la línea (discutida por muchos, entonces y después) conciliadora, del diálogo y la negociación, mantenida por Manuel Llaneza al frente del sindicato cara al gobierno de Primo de Rivera, se consigue materializar este anhelo social y cultural asturiano (3).

De esta forma, por Real Decreto de fecha 27 de diciembre de 1929 se crea el Orfanato Minero de Oviedo con régimen de fundación. El texto aprobado decía así:

 

Se establece en Oviedo, con el nombre de Orfanato de Mineros Asturianos una institución benéfico – docente, sometida a la jurisdicción del Ministro de Fomento y bajo la dependencia inmediata del Director General de Minas y Combustibles. Es misión primordial de esta institución acoger a los hijos de los obreros de las minas de carbón de Asturias que hayan perecido a consecuencia de accidentes de trabajo, o que, por tal causa, sufran incapacidad total permanente, y atender a sus necesidades físicas, morales e intelectuales, ajustándose a las normas vigentes en los establecimientos del Estado. Constituyen los ingresos del Orfanato de Mineros Asturianos (aparte de subvenciones del Gobierno, aportaciones, donativos y legados que eventualmente se hagan en su favor) un canon de 0’25 pesetas por tonelada de carbón en estado de venta extraído de las minas de Asturias, que se crea por disposición del R.D. y que se entiende a devengar desde 1º de Julio de 1929”(4).

 

Será también mediante una disposición legal -el Real Decreto de 25 de febrero de 1930- como se establezca que el gobierno del Orfanato incumbe a un Patronato constituído por el Presidente de la Diputación provincial de Oviedo, el Ingeniero Jefe del Distrito minero, un representante del Consejo Nacional de Combustibles, tres Vocales patronos propuestos por el Sindicato Carbonero Asturiano y tres Vocales obreros designados mediante votación por los trabajadores de las minas de carbón de Asturias.

El Presidente nato del primer Patronato constituído fue el Director General de Minas y Combustibles, Rafael G. de Ormaechea. Fueron los integrantes del primer patronato Rafael G. de Ormaechea, en su calidad de director gereral de minas y como presidente del mismo; José de Argüelles, por la Diputación, su vicepresidente; el ingeniero Miguel de Aldecoa en representación del distrito minero; Eugenio Cueto Ruidíaz, por el consejo de combustibles; José Cabrera Felipe, Rafael Belloso y Gerardo Berjano como representantes de la patronal y, como vocales representantes de los obreros, los líderes sindicales Manuel Llaneza, Amador Fernández y Belarmino Tomás(5).

Desde la decisión tomada para su creación en 1929, los pasos se sucedieron con agilidad para llevar a efecto el proyecto. Siguiendo unos principios educativos, sociales y constructivos claros de Ernesto Winter Blanco, el impulso político de Manuel Llaneza (especialmente), Amador Fernández y Belarmino Tomás, como dirigentes del SOMA – UGT y representantes en el Patronato del Orfanato, se va configurando un sistema de actuación en las vidas de huérfanos y niños desasistidos, con lo que se perfecciona y toma cuerpo un diseño global que estructural y formalmente es tan moderno como el programa docente. Suponía la plasmación de las ideas filosóficas y pedagógicas de Winter, que conectaban con el espíritu igualitario, solidario y humanista de los institucionistas españoles y con la práctica de vida que ansiaba el sindicalismo asturiano.

Desde la configuración del proyecto para las instalaciones, fechado en 1931 y rubricado por los arquitectos asturianos Enrique Rodríguez Bustelo y Francisco Casariego Terrero, hasta su ejecución en los cuatro años siguientes, se fueron perfilando estas novedosas ideas sociales, culturales y pedagógicas, que rigieron la organización del centro.

Ahora bien: mientras se ejecutaban las obras no decaía la actividad. Desde la creación legal hasta el fin de los trabajos el cumplimiento del cometido del OMA fue desarrollándose en lo posible, a la espera de alojar debidamente a niños y niñas. Se iniciaron las colonias de verano, marítimas y de altura, se acogieron a los primeros niños particularmente desvalidos, se puso en marcha un preventorio y se elaboró la lista de inscritos, con encuestas e informes detallados para priorizar su acceso al centro. El método seguido para la formación de este registro fue el de la encuesta en el domicilio (investigación in domo). Consta que el propio Belarmino Tomás, junto con Winter, visitó a los niños inscritos haciendo un informe de cada caso (características, situación en que se hallan, medidas a tomar)(6). Esta valoración, sistemática y sensible, demostraba el rigor con que se pretendía abordar el problema de la orfandad en el medio minero.

 

Tal ideario y funcionamiento fueron mantenidos hasta el fin de la guerra civil, vivida con especial intensidad en el centro por su cercanía a la línea de fuego y el carácter marcadamente republicano de ocupantes y fundadores. A los daños materiales producidos en las instalaciones7, sumaremos los físicos y espirituales: las heridas que en toda la sociedad dejó el conflicto. Podemos decir que el centro se había organizado, institucionalizado y construido, pero aún no había llegado a desarrollarse plenamente. Las ideas originales fueron transformadas de inmediato, casi sin haberse llevado a efecto.

 

A. 2. Breve nota sobre la evolución histórica del Orfanato Minero.

 

Puesto que este trabajo se centra en los hechos relacionados con el Orfanato en cuanto realidad arquitectónica, subrayando lo relativo al proyecto y ejecución en la década de 1930, parece oportuno ahora repasar la trayectoria histórica del centro que ha permitido que hoy (en el umbral del próximo siglo) el Orfanato siga siendo una realidad que nos invita a acercarnos a su pasado. Los acontecimientos políticos y el nuevo régimen militar supusieron un cambio radical en la posguerra. El Orfanato Minero se vio sacrificado al dedicar la autoridad buena parte de sus instalaciones a hospital provincial, ante la destrucción del antes existente en Llamaquique y el deterioro del psiquiátrico de La Cadellada, mientras se levantaba la nueva ciudad sanitaria(8). Por oficio del General

Aranda, en octubre de 1937, se produce la incautación de siete de los pabellones del OMA; esta ocupación que se preveía provisional se prolongó, no obstante, durante 25 años. En concreto, entre 1937 y 1961 la historia del Hospital Provincial de Asturias y del Orfanato Minero corren parejas y se desarrollan en los mismos escenarios.

La consecuencia directa de esta medida fue un cambio en la organización de la enseñanza y el régimen del Orfanato, una transformación de las dependencias (quedando un mínimo de ellas para uso de la institución) y la reducción del número de internos. Permanecieron al servicio del OMA la escuela, el pabellón de puericultura, así como el chalet: fue Jesús A. Graña (director entonces del OMA) quien logró disuadir a los obreros de la Diputación, cuando se disponían a efectuar obras para convertir este último en quirófano del hospital. Lo rescató para el Orfanato y en él se instalarían durante años las oficinas, la vivienda del director y de algunas niñas estudiantes(9).

 

Superando cualquier inicial previsión (ocupación durante la guerra o inmediatamente después del conflicto), la situación se perpetuó durante dos décadas. Años en que no se pudo superar la cantidad de 150 acogidos, y el número restante de niños y niñas inscritos en su censo (en torno a un millar) eran atendidos mediante subvención en sus casas, con cantidades variables, en relación con la cuantía de la pensión que percibían; disfrutaban todos de asistencia médico farmacéutica gratuita. En el centro escolar se procuraba enseñanza a éstos y otros niños, mediante un grupo de maestros y maestras del cuerpo nacional: funcionarios por oposición.

Pero la coyuntura impedía la prestación de buenos servicios a un número creciente de huérfanos, así como el desarrollo de los principios originarios de educación integral y laica(10).

 

Hacia 1962 - 64 irán siendo trasladados los diferentes servicios médicos al nuevo Hospital, pero el deterioro de los edificios (debido a daños de la guerra, alteraciones para los usos sanitarios y el paso del tiempo) obligará a una campaña de reparaciones que finalizarán en 1969. Entonces se produce la “restauración” o devolución por parte de la Diputación Provincial al Orfanato, comenzando una etapa de normalización del centro. La escuela se mantuvo entonces, abierta ya a otros niños de la ciudad de Oviedo en régimen externo, con régimen concertado.

 

La actualidad adquiere connotaciones positivas. Desde 1988 dirige la institución Etelvino González López, que pretendió recuperar los valores humanos que en la educación y la sociedad había ideado Winter. Las pautas de actuación que se han mantenido en los últimos años pretenden que en administración, gestión, pedagogía y desarrollo se recupere el espíritu originario del Orfanato, restableciendo ideas pioneras en su Estatuto aprobado en 1991.

En 1996 se renueva para su adaptación a la nueva Ley de Fundaciones, momento en que pasa a denominarse Fundoma: Fundación Docente de Mineros Asturianos. Se mantienen así la referencia minera y pedagógica más características, pero se abre la institución a las nuevas demandas sociales(11).

Por eso hoy Fundoma reúne residencias infantiles, residencias juveniles para estudiantes de medias (ESO, Bachilleres y Módulos), residencias universitarias y para opositores, un colegio con los ciclos de primaria y ESO, un aula de informática, biblioteca y salas culturales, polideportivo y terrenos de deporte, convirtiéndose en un área privilegiada por su entorno de actividades educativas, en un auténtico campus que preserva muchos de los rasgos ideológicos y aspectos constructivos originales.

En su sostenimiento colaboran en la actualidad los recursos aportados por Hunosa, los del MEC correspondientes al mantenimiento del centro concertado y la escuela – hogar, y los de la propia Fundación (recursos generados en sus residencias). Ya nada queda de aquella primitiva fórmula que ideara el SOMA de aportación de una suma fijada por cada tonelada de hulla producida por las empresas mineras de la región, tan bien representado y documentado en el archivo del Orfanato.

 

Tanto las instalaciones, documentos físicos de su interesante historia, como los fondos de archivo de esta Fundación, nos permiten recorrer los 60 años transcurridos desde la gestación de esta idea sobresaliente por su proyección pedagógica, social y arquitectónica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1 Esta institución se conoce, indistintamente, con dos denominaciones: Orfanato de Mineros Asturianos y

las siglas que se derivan (O.M.A.) y Orfanato Minero.

2 Manuel LLANEZA, El minero de la hulla, marzo 1917.

3 Francisco TRINIDAD, El Orfanato Minero, Gijón, El Comercio – Ábaco, 1998 (colección Historia

vivida, nº 26), pp. 3 y 4.

4 El texto figura reproducido en la memoria del distrito minero de Oviedo redactada por Miguel de Aldecoa, ingeniero jefe del distrito y miembro del Patronato del OMA, incluida en la Estadística Minera de España del año 1930, p. 534.

5 Francisco TRINIDAD, op. cit., p. 4

6 Etelvino GONZÁLEZ LÓPEZ, “Orfanato de Mineros Asturianos”, El Minero, Suplemento, Junio y Agosto de 1989, sin paginar.

7 En documentación procedente de la antigua Diputación Provincial de Asturias, hoy conservada en el Archivo General de la Administración del Principado de Asturias (AGAPA), figura una “Relación de desperfectos en el Orfanato Minero de Oviedo”, fechada en 1938, en que se reseñan las diferentes partidas y presupuestos de obras de rehabilitación: AGAPA, Construcciones Civiles XII – 226, Reconstrucciones, nº 1495, año 1938. Las partidas son de electricidad, carpintería, pintura y albañilería.

8 Los ya citados gastos de reparaciones se explican en función de esta rápida adaptación para Hospital Provincial. Sobre este período, remitimos al trabajo del doctor Melquíades CABAL GONZÁLEZ, Orfanato Minero – Hospital Provincial, Oviedo, ed. del autor – Imprenta Gofer, 1994 del que tomamos ahora algunos datos.

9 Álbumes fotográficos de Pilar Álvarez González (“Pilu”, antigua alumna y trabajadora en el Orfanato), custodiados en Archivo Fundoma. Mayo 1982

10 Dirección General de Minas y Combustibles, La España Minera y Metalúrgica. Actividades profesionales. El distrito minero de Oviedo, hacia 1946. Sin paginar.

11 Como resumen de carácter histórico, remitimos al ya citado trabajo de Francisco TRINIDAD, ElOrfanato Minero, Gijón, El Comercio – Ábaco, 1998 (colección Historia vivida, nº 26), 16 pp. Es una síntesis de los aspectos políticos y un repaso de los personajes de su historia, cuya mayor aportación se sitúa en el enjuiciamiento de la devolución al OMA de las instalaciones y en el comentario de su línea de trabajo actual. En los demás puntos, reproduce informaciones ya publicadas por Etelvino González y Melquiades Cabal, y otras que veremos en la publicación de Miguel A. Areces. También destacamos la síntesis efectuada recientemente por Etelvino GONZÁLEZ LÓPEZ, director del centro, titulada “El Orfanato de Mineros Asturianos”, e incluida en AAVV, Asturias y la Mina, Gijón, TREA, 2000, pp. 184 – 190.